Gandesa, capital de la Terra Alta, despliega sus encantos en la llanura situada en el corazón de la comarca. Su posición privilegiada, sobre unas fértiles tierras que dibujan un impresionante mosaico de cultivos típicamente mediterráneos al abrigo de las montañas de Cavalls y Pàndols, domina el paso hacia las tierras interiores de Aragón, al sur hacia Valencia y hacia el este hasta Barcelona. De ahí que haya sido desde tiempos inmemoriales un importantísimo cruce de caminos, disputado por íberos, romanos, moros, caballeros templarios, carlistas y liberales, además de por los dos grandes ejércitos enfrentados en la fatídica Batalla del Ebro. Hoy, Gandesa no ha perdido ni un ápice de este encanto y señorío que la hizo famosa antaño: podemos descubrir este antiguo esplendor paseando por las callejuelas de su casco antiguo donde nos sorprenderán la impresionante portada románica de la iglesia de la Asunción, las casas solariegas y palacetes nobles como la casa de los Barones de Purroy y la antigua cárcel medieval.

Gandesa es también conocida por sus vinos, adscritos a la D.O Terra Alta. Un buen número de bodegas familiares elaboran caldos de una gran calidad, entre los que brillan con luz propia los elaborados con la tradicional variedad garnacha blanca. La preciosa bodega modernista, planeada por César Martinell hace ya un siglo, es testigo de excepción de esta forma de vida tan ligada a nuestra tierra y nuestro paisaje.

La Batalla del Ebro dejó una huella imborrable en nuestra población, y además de permitir sumergirnos en aquellos terribles meses de 1938 en el museo del Centre d’Estudis de la Batalla de l’Ebre, sus consecuencias pueden verse en los campos y sierras de alredor, que siguen minados de trincheras, refugios y restos materiales de aquél horror no tan lejano.

El entorno de Gandesa ofrece parajes de belleza singular. A pocos quilómetros del centro urbano encontramos el espacio natural de la Fontcalda, un antiguo santuario enclavado en mitad del valle que excava el río Canaletes entre inmensas moles calcáreas, formando piscinas naturales que son nuestro lugar favorito para darnos un baño refrescante en verano, después de un paseo por la Vía Verde. Hacia el lado opuesto, encontramos el conjunto arquelógico del Coll del Moro, las ruinas de un poblado ibérico y su necrópolis, situado en uno de los miradores más impresionantes que podamos imaginar.

Os invitamos a descubrir con nosotros Gandesa y la Terra Alta.