La Bodega Bàrbara Forés, toda una institución en Gandesa y la Terra Alta, es una de las pioneras no sólo en la elaboración de vinos embotellados de calidad en la D.O. Terra Alta sinó que también fue uno de los primeros en descubrir el potencial de las variedades autóctonas de la comarca y ponerlas en valor, convirtiéndolas en merecidas protagonistas de sus vinos.

 

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La bodega donde la familia Sanmartín-Ferrer elabora sus vinos se encuentra ubicado en el corazón de Gandesa, en pleno casco antiguo, en la gran casa solariega familiar con más de 100 años de historia. Es ésta una construcción tradicional de tres plantas: en la planta baja y sótano encontramos, como no podía ser de otro modo, la bodega. En la primera planta se encuentra la vivienda principal y en la segunda planta encontramos el “esgorfa” o desván, el almacén de comestibles, trastos y muebles en desuso. Hoy, al igual que a finales del siglo XIX, todas estas plantas siguen cumpliendo su función a la perfección, de la misma forma en que fueron concebidas, pero actualizadas con las comodidades y tecnologías del siglo XXI.

 

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La preeminencia femenina ha sido una constante desde los inicios de esta bodega familiar: Bárbara Forés (nacida a principios del siglo XIX) es la antepasada que da nombre a la bodega, actualmente gestionado por la quinta y sexta generaciones, los padres Carmen y Manuel , y la hija Pili. Un cúmulo inmenso de experiencia, sabiduría, respeto por la tierra y por los métodos de elaboración tradicionales que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder nunca la esencia.

 

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La familia cultiva viñedos en diferentes lugares de la comarca, todos ellos situados en el término municipal de Gandesa pero con características de suelo y de clima diferentes, desde umbrías húmedas hasta lugares donde el sol y el frío gélido del altiplano son los protagonistas; desde tierras completamente calizas a otros además arcillosas y algunas donde la tierra panal es la estrella. Las variedades que predominan, siempre tradicionales: la garnacha blanca y negra, la cariñena, y la cada vez más conocida morenillo son los emblemas. Y la forma de cultivo, la más respetuosa con la vid y el ecosistema que la rodea: agricultura ecológica con con un interés creciente en la biodinámica.

 

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Y con todo este trabajo detrás y una impecable labor  de bodega, el resultado no puede ser otro que la excelencia de sus vinos. Os recomendamos que visiteis sus instalaciones y os dejéis llevar por Pili, que os transmitirá la pasión por la tierra, el respeto por la tradición familiar y la magia y cosmopolitismo de la modernidad.